viernes, 11 de febrero de 2011

Reaparición de un perro, un manco, Facundo o lo que quieras


"Nadie ve a tu mascota, ni siquiera tú mismo. En realidad, se trata de un viejo perro blanco y pasará de ser tuyo a ser mío. Como ves, al final, siempre al final, uno se queda con lo que quiere: yo quiero esa mascota tuya y una regla más que voy a imponer, si decides participar del juego, es referirte a mi viejo perro blanco de la forma que más te guste o más odies, solo hazlo tuyo, personal, de una consistencia enteramente solitaria. Hagamos el cuento, la historia o el poema que nunca antes nadie haya concebido y que solo nosotros podamos entenderlo, por lo menos uno de los dos, o tú o yo (basta solo con un testigo para que siga manteniendo un sello íntimo)".

Por encargo expreso y enigmático del señor Facundo Mori, me veo en la obligación de transcribir el último de sus balbuceos nocturnos en sus sueños, cada día, más accidentados. Exactamente, y también entre sueños, me dijo que espere al mensaje del perro azul de Paz. Permítame, señor Paz, presentarme de paso: soy el asistente sordomudo del manco señor Mori. Tengo una tarea extensa que se me ha acumulado por desidia o porque simplemente no le creía ni el color de la ropa que él decía que usaba. Debo escribir una interminable y febril historia sobre su paradero que él me dictó en su condición de inválido para el uso de los dedos. Al mismo tiempo, transcribiré sus exactas palabras en la historia que dicen que han urdido o que construirán. Solo pido un poco de paciencia si es que, entre palabra y palabra, me entrometo con alguna pregunta sincera para buscar entenderlos mejor. Ah, lo olvidaba, mi nombre es Salvador Vitre.

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